Por: Daniella Guevara Arias
La
presión cultural por verse físicamente bien, la propaganda mundial de reducción
de peso, la ropa diseñada para cuerpos delgados y el querer parecerse a los y
las modelos de revista, son sólo algunos de los factores que influyen en el
padecimiento de trastornos alimentarios.
De
acuerdo con una investigación llevada a cabo por la argentina María Fernanda
Rivarola de la Universidad Nacional de San Luis, los trastornos alimentarios
son “aquellas alteraciones en las cuales la conducta alimentaria está
perturbada, fundamentalmente como consecuencia de los drásticos intentos
reiterados que las personas hacen para controlar su cuerpo y su peso corporal”.
Dentro
de los desordenes alimenticios se pueden encontrar, la vigorexia, la megarexia,
el trastorno por atracón, la bulimia y la anorexia, siendo estos últimos dos
los más comunes y conocidos popularmente.
Según con la revista médica Medline Plus,
la anorexia nerviosa es “cuando la
persona adelgaza demasiado, pero no come lo suficiente porque se siente gorda”,
y la bulimia se caracteriza porque “ incluye períodos donde la persona come
demasiado seguidos por frecuentes purgas, a veces vómitos autoprovocados o uso
de laxantes”.
Estos
desordenes no discriminan en cuanto sexo, etnia o estatus socioeconómico, pero
por lo general, se presentan con más frecuencia en las mujeres que en los
hombres.
Dentro
de los síntomas que puede presentar una persona que sufre de trastornos alimentarios
se encuentran: la pérdida de peso llamativa o delgadez extrema, encontrar
excusas para saltarse las comidas, extrema sensibilidad a las criticas y la
tendencia a ser perfeccionista.
“Suelen comenzar en
la adolescencia y con frecuencia se presentan con depresión, trastornos de
ansiedad y abuso de drogas. Los trastornos de la alimentación pueden causar problemas
cardíacos y renales e incluso la muerte. Es importante obtener ayuda a tiempo.
El tratamiento incluye supervisión, tratamientos de salud mental y asesoramiento
nutricional”, explica la revista estadounidense.
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