Por: Daniella Guevara Arias
De
acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), un ludópata “es aquella persona que tiene un impulso irreprimible
de jugar, a pesar de ser consciente de las consecuencias personales, sociales y
económicas de esa conducta”.
La
ludopatía es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) desde 1992, la cual estima que entre el 1%
y el 3% de la población mundial es adicta al juego.
En el 2008 el Ministerio de Salud de nuestro país, declaró la
adicción a los juegos de azar como un problema de salud e interés público y nacional.
En el caso de los adolescentes, los padres deben controlar el
uso de los videojuegos en casa, ya que a partir de estos pueden empezar las
conductas de juego patológico.
De acuerdo con el psiquiatra Javier Contreras en una nota
publicada en el diario La Nación, “los videojuegos no son dañinos; de hecho,
está comprobado que desarrollan habilidades cognitivas en los jóvenes. Lo
importante es que el padre entienda que de alguna forma debe controlar el
contenido”.
Dentro de los signos de alarma de juego en adolescentes se
encuentran: tener cosas relacionadas con las apuestas en casa, pedir dinero
prestado con amigos y vecinos sin nunca hacer el esfuerzo de pagarles, vender
objetos personales, ausencias inexplicables de la casa o colegio, mentir, engañar
y robar, entre otros.
Los padres, en la edad escolar y colegial de sus hijos, también
deben controlar la cantidad de horas que éstos pasan frente al televisor o la
computadora jugando.
“El problema es cuando el muchacho deja a un lado los
deberes y sus relaciones personales por quedarse frente al televisor o la
computadora”, agregó Contreras.
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